Alemania está experimentando un gran cambio demográfico con repercusiones cada vez mayores en el mundo laboral. Según las previsiones del nuevo estudio «Inmigración y mercado laboral» de la Fundación Bertelsmann, sin inmigración, la población activa de Alemania se reduciría en un 10 % hasta 2040 y en un 20 % hasta 2060, lo que supondría un déficit de unos 11,3 millones de trabajadores.
Las profesiones sociales, como la asistencia sanitaria, pero también los oficios artesanales, se verán especialmente afectados, profesiones que ya hoy en día sufren escasez de personal. La escasez de personal cualificado solo puede abordarse con la inmigración procedente del extranjero. Los trabajadores que ya han llegado son un pilar importante del mercado laboral.
Según el estudio, hay que superar tres retos fundamentales:
1. La falta de viviendas dificulta la integración
La insuficiencia de viviendas dificulta la integración de los trabajadores cualificados, por no hablar de su llegada al país. Las pequeñas empresas, en particular, tienen dificultades para ocuparse de los empleados extranjeros contratados, además de sus actividades cotidianas.
2. El idioma como problema persistente
Aunque ahora se puede llegar con un nivel de idioma más bajo, aprender en el lugar de trabajo es difícil y, a menudo, casi imposible. Falta tiempo y ofertas. Un aumento de los cursos de integración y de idiomas, así como de los programas de tutoría, ayudaría a las personas a integrarse. Esto se aplica especialmente a los familiares que se reúnen con ellos, que además tienen dificultades para encontrar trabajo por sí mismos.
3. Nuestra cultura de acogida
No siempre es fácil sentirse cómodo en un nuevo entorno social tras la llegada. Se necesita un mayor compromiso por parte del empleador y ofertas locales que faciliten la integración.