La situación del personal sanitario es tensa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la brecha entre el número de profesionales sanitarios y la demanda mundial es de 5,8 millones. Las previsiones de la OMS para los próximos cinco años apuntan a una tendencia positiva, pero algunos aspectos siguen siendo preocupantes.
Y es que, para 2035, uno de cada cinco cuidadores se jubilará. Sin embargo, la estructura de edad en el sector de los cuidados no es tan desfavorable como podría sugerir el cambio demográfico en Alemania. A nivel mundial, alrededor del 33 % de los cuidadores son menores de 35 años y predominan las mujeres: el 85 % de los empleados del sector son mujeres.
La brecha entre la demanda y el número de cuidadores seguirá reduciéndose hasta 2030, cuando se situará en 4,1 millones. Esta hipótesis se basa en datos recopilados por la OMS en 194 países.
El problema es que, en esta evolución, no se pueden ignorar las desigualdades que caracterizan el panorama mundial de la asistencia, es decir, la distribución del personal sanitario por países. Así, alrededor del 80 % del personal sanitario trabaja en países que representan en total el 50 % de la población mundial. Por lo tanto, en los países ricos hay una densidad de personal sanitario especialmente alta.
Para que la favorable previsión de la OMS se haga realidad, no solo es necesario captar nuevos cuidadores, sino también retener a los que ya están bien formados. Según la OMS, un aspecto fundamental para retener al personal cualificado es apoyar su salud mental. Tal y como señala la organización, en el 42 % de los 194 países existen medidas y estructuras que sirven para apoyar la salud mental de los cuidadores.
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